
Mariana Flores | LOUIS VUITTON LANZARÁ EN SEPTIEMBRE NUEVO PERFUME
En 2016, la Maison Louis Vuitton se está preparando para explorar un nuevo territorio: el perfume. A pesar no tener precedentes firmes en la historia de la Maison, el camino del olfato no es un terreno desconocido. Muy por el contrario: se apoya en la afición legendaria del fabricante de baúles por los estuches para productos de tocador, los frascos para viaje y las fragancias estampadas que Louis Vuitton creó a lo largo del siglo XX. Para retomar su viaje por la ruta de las fragancias, la Maison Louis Vuitton preparó cada paso meticulosamente. A modo de preludio olfativo, la Maison presenta hoy su atelier creativo en Grasse, en la región de Provenza, en Francia; la trayectoria única del perfumista de la casa, Jacques Cavallier, y la paleta de materias primas exclusivas que reunió desde su llegada. Es una invitación a viajar, el prólogo de una partida inminente.
PERFUME EN EL CORAZÓN DE LA SAGA DE LOUIS VUITTON
Desde la creación de sus primeros baúles, en 1854, un rastro de perfume ya flotaba en el aire de la Maison Louis Vuitton. Diseñados para proteger incluso los objetos más frágiles durante viajes prolongados, estos bolsos lujosos tenían compartimentos acolchados para los perfumes. Más tarde, en la década de 1920, vinieron neceseres sofisticados y la creación de cepillos con carey, espejos con marfil y frascos de perfume de todos los tamaños. La Maison convocó artistas para diseñar motivos decorativos para grabar las botellas de cristal: Camille Cless-‐Brothier, Gaston Le Bourgeois y André Ballet crearon piezas exquisitas conocidas como “Editions d’Art”. Incentivado por el éxito de estas botellas coleccionables, en 1927 Louis Vuitton lanzó su primera fragancia: Heures d’Absence, rápidamente seguida de Je, Tu, Il; Réminiscences, en 1928, y Eau de Voyage, en 1946. El misterio que rodea a estas marcas olfativas se mantiene intacto: a pesar de que todavía existen botellas originales en perfectas condiciones, el perfume que contenían ya se evaporó hace mucho tiempo. Un acto olfativo tan efímero ofrece a la Maison Louis Vuitton una formidable carte blanche, dándole total libertad para reinventar un verdadero trabajo artesanal y cultivarlo durante un largo período.
UNA PALETA DE MATERIAS PRIMAS EXCLUSIVAS
Innovación al servicio del lujo verdadero Como otros visionarios, el fabricante de baúles Louis Vuitton y sus descendientes siempre pusieron la innovación en el corazón de la creación, un trazo de carácter reconocible desde el desarrollo del primer baúl a prueba de agua. Esto se debe a que el lujo no consiste tan solo en ofrecer aquello que es raro y valioso: debe anticipar el futuro. Con ese espíritu, Jacques Cavallier no se conformó simplemente con crear una gama extraordinaria de materias primas. Durante más de cuatro años, las hizo progresar. Con la ayuda de tecnología de vanguardia, produjo su propia visión de una paleta soñada. Algo inédito. Una infusión del cuero Louis Vuitton. Por supuesto, ya existían diversas notas para simular la presencia de cuero en la fórmula de un perfume, pero la visita a diversos talleres de Louis Vuitton inspiró a Jacques Cavallier a inventar una infusión hecha a medida. De todos los aromas de cuero que exploró, una que le atrajo fue la esencia suave del cuero natural, el liviano material beige usado para cubrir las manijas y las correas de los baúles y bolsos de la Maison. Fascinado por la sutileza de su fragancia, que es más floral que almizclada, Jacques Cavallier pidió al taller de perfumería que realizara una extracción de ese cuero. Empapado en alcohol, el cuero se vuelve resinoide, una sustancia oscura que se aclara una y otra vez hasta obtener una nota límpida.
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